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Politics Anonymous: Los 12 pasos para desintoxicar al político convencional

Si algo hemos visto durante los últimos 10 años es el fuerte choque generacional en torno a los debates sociales, económicos y políticos. El cambio climático, los derechos LGBT, el salario mínimo y las condiciones de trabajo, son solo unos cuantos ejemplos de temas que dividen el pensamiento tradicional del análisis radical que se observa en la juventud.

En la política ya no se puede esconder que las generaciones emergentes, más que reclamar un lugar en la mesa, quieren reconstruir el comedor. A ninguno de nosotros debe sorprendernos esta ansiedad por dilapidar las estructuras; en el sistema basado en el mercado todo viene llamado a cambiar: la moda, la música y la jerga se transforman rápida y profundamente.

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Pero nadie contaba con que el hambre de cambio quisiera tragarse la política electoral. Ciudadanos y Podemos se consolidaron en España como una fuerza considerable; Alexandria Ocasio-Cortez cambió el panorama de las campañas de base (grassroots) en los Estados Unidos; y recientemente Nayib Bukele, con solo 37 años de edad, se convirtió en el presidente de El Salvador.

El dilema no es para los jóvenes. Ellos son quienes vienen subiendo y adueñándose cada vez más de la cultura tecnológica que ha agrandado la brecha comunicacional con sus  ascendientes.

En la política –dominada históricamente por personas “mayores”– el reto de conciliar posturas es monumental.

La magnitud del reto consiste en alcanzar un discurso en común, que armonice las aspiraciones del electorado joven con los postulados que las élites partidistas han defendido.

Es el político convencional –ese que se deja arrastrar por la tradición teórica y práctica de la política– quien está en la parte de debajo de la rueda. Antes se podía decir que su única desventaja era puramente cronológica;  en envejecimiento era lo único que causaba su retiro. Actualmente, debido a  que el internet of things ha roto con el monopolio de la innovación, las estrategias de gerencia y comunicación política se han visto “hackeadas” por startups y movimientos liderados por personas que aún no pueden ordenar un trago en la barra.

Mientras tanto, los políticos convencionales –independientemente de su edad– fluyen la costumbre y la comodidad, aprovechándose de su seniority, emborrachándose con el poder e ignorando a los chiquillos que pueden ver el panorama con más claridad gracias a que la falta de participación en la política los mantiene sobrios.

Pero incluso sufriendo resaca tras resaca, los amantes del status quo en las rocas todavía luchan con su adicción al pasado. Tal parece que con éstos no hay intervention que funcione.   

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En caso de que en algún momento se armen con la voluntad suficiente para enfrentar su realidad, propongo un sistema de 12 pasos –similar al 12 Steps Program diseñado con la misión de tratar  el alcoholismo– para la desintoxicación del político convencional.

Paso 1: Admitir su vulnerabilidad ante las nuevas tendencias para comunicar la actividad política..

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Paso 2: Creer que una investigación profunda de los perfiles electorales podrá ofrecer otro punto de vista.

Paso 3: Confiar su voluntad y plan de comunicación a consultores capacitados y con el conocimiento mediático/político necesario.

Paso 4: Sin temor, examinar críticamente las estrategias que se han ejecutado hasta  el momento.

Paso 5: Admitir, a sí mismo y ante su equipo de trabajo, las fallas y la ignorancia de los nuevos métodos utilizados en el proceso de comunicación.

 Paso 6: Estar enteramente dispuesto a cooperar con el diseño de un nuevo plan comunicacional.

 Paso 7: Pedir ayuda –humildemente– en cualquier fase que resulte incomprensible, como por ejemplo, la inclusión de plataformas sociales.

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Paso 8: Hacer una lista de todos los sectores demográficos y medios noticiosos –tanto los tradicionales como en la red– que más duramente criticaron su estilo. 

Paso 9: Mitigar el daño causado en la opinión pública y crear un plan de prevención de crisis.

Paso 10: Establecer un sistema de puntos, asignando el número mayor a las plataformas sociales que reflejen mejor desempeño.

Paso 11: Mediante la comparación y el análisis de estrategias, identificar los aspectos (y consultores) que deben mejorar.

 Paso 12: Habiendo renovado sus convicciones políticas bajo una nueva manera de comunicar, servir como portavoz de los logros que pueden alcanzarse cuando se incluyen los sectores más diestros en el proceso de diseño y ejecución de la comunicación política.

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¿Entiendes que la diferencia entre los Baby Boomers y los Millennials son irreconciliables en el terreno político? ¿Podrán coexistir en los partidos tradicionales o la apatía a las estructuras creará nuevos partidos y movimientos?