Offensive Foul: Los tiros de LeBron James y Donald Trump
La política es un deporte brutal, y Donald Trump aprendió que, a diferencia del Baloncesto, las lesiones pueden ser más dolorosas.
En una entrevista para la cadena CNN, el periodista Don Lemon abordó la iniciativa del astro LeBron James de abrir una escuela para jóvenes en riesgo de convertirse en desertores escolares. Pero súbitamente, el escolta de Ohio pivoteó la conversación hacia la gestión del presidente de los Estados Unidos.
Desde entonces, James y Trump protagonizaron un debate cuyas consecuencias van más allá de un fuego cruzado de tuits.
En septiembre de 2018, luego de que los Cavaliers de Cleveland sufrieran una vergonzosa derrota frente a los Warriors de Golden State, Stephen Curry, rechazó la tradicional invitación presidencial a la Casa Blanca. Al ver su ego lastimado, Trump retiró su oferta, responsabilizando al capitán del equipo campeón.
Reconociendo que la cancha y la calle son dos cosas aparte, LeBron salió en apoyo a Curry, declarando que la visita la mansión ejecutiva era considerada un honor hasta que él (Trump) llegó a la presidencia.
Todavía con la espina que le quedó en el 1er parcial, Trump vio cómo la ofensiva de James iba ganando impulso durante la entrevista con Don Lemon, quien no escatimó en sacar el sound bite de la semana cuando le cuestionó acerca de la situación con la política migratoria y las tensiones raciales. El veterano jugador supo driblar el balón y se anotó una cuando usó como ejemplo a líderes afroamericanos como Martin Luther King Jr. y Muhammad Ali para ilustrar que las circunstancias adversas deben verse como oportunidades para inspirar.
Cómodo con la dinámica, “King” James consolidó su ventaja al asegurar que Trump se dedica a "utilizar la negatividad para negarle a la gente la posibilidad de pensar en las cosas positivas que deben hacerse". Corriendo en fast break, al preguntársele qué le diría a Trump si lo tuviese sentado en frente, respondió: “Nunca me sentaría frente a él. ¡Aunque me sentaría frente a Barack”!
Puedes decir lo que quieras de Donald Trump, pero no puedes negar que su competitividad en la arena política compara con la de cualquier deportista elite, por lo que, al verse rezagado por el dúo Lemon-James, fue a repasar la pizarra, revisó la estrategia…y como siempre, la ignoró.
Trump solo sabe ser Trump. Y su cancha es Twitter. Pero para sorpresa de muchos (incluyéndome) al presidente esta vez le falló el juego de piernas. No solo tildó a LeBron de tonto, sino que también la emprendió contra Lemon. Y para coronar lo que se vio como un tiro desesperado desde media cancha, el mandatario recurrió al “divide y vencerás”, reviviendo el debate entre James y Michael Jordan.
Entonces, la leyenda salió de las sombras y rompió el silencio. Nada más y nada menos que Michael Jordan, salió en defensa de LeBron, apoyando su labor en la comunidad.
A la presión de MJ se unió Don Lemon, quien rompió con el código de silencio que se espera de los miembros de la prensa. El hombre ancla contrastó los ataques que Trump contra figuras afroamericanas, como por ejemplo, la impugnación del IQ de la congresista Maxine Waters; cuando llamó “hijo de #&$@” a varios futbolistas que han seguido el ejemplo de Colin Kaepernick al arrodillarse durante el himno nacional de los Estados Unidos como protesta, con la defensa de los manifestantes blancos en la ciudad de Charlottesville, que terminó con la trágica muerte de Heather Heyer.
Pero el premio a la revelación de la temporada hasta el momento va para Melania Trump, quien sorprendió con una asistencia a James que nadie esperaba. Mediante su portavoz, la Primera Dama expresó “Parece que LeBron James está trabajando para hacer cosas buenas en nombre de nuestra próxima generación, y como siempre, la Primera Dama alienta a todo el mundo a sostener un diálogo abierto sobre los asuntos que actualmente enfrenta la niñez”.
La aparición de Melania trastocó el plan de juego que tenía el presidente, pues oficialmente lo dejaba solo y en desventaja, justo cuando éste comenzaba a fatigarse.
Estando en el clutch, el presidente prefirió aguantar el balón hasta que sonara el último bocinazo para empezar un nuevo ciclo noticioso.
Puntos para repasar en la pizarra
Hasta el enfrentamiento con James, Donald Trump había salido airoso. Sin embargo, olvidó analizar los tres puntos necesarios antes de pisar la cancha:
1. La estrategia de Trump adolecía de fallas fundamentales que pudieron verse desde el principio. A pesar de que hasta el momento le había funcionado el debate racial, nunca lo hizo contra un filántropo. Si a eso le añadimos que se trata de una figura icónica del deporte, que nunca ha tenido señalamientos de conducta impropia, se podía ver desde un avión que el ataque sería inefectivo y contraproducente.
2. El discurso racista y xenófobo está causando una indignación colectiva que poco a poco se expande a todos los sectores de la sociedad. Las consecuencias del ataque de Trump a los deportistas –que raramente intervienen en el debate político– están alcanzando un punto del que difícilmente se podrá retornar. Una vez la clase artística y la deportiva forman un frente común, la simpatía que generarán se regará como pólvora. Solo será cuestión de que el político indicado encienda la llama.
3. A diferencia del plan de juego de enfrentarse solo contra la prensa y sus rivales políticos, según aumenta la tensión, Trump debió procurar refuerzos que le ayudaran a remontar su argumento, reformulando su narrativa contra James desde la defensa. Después de todo, la realidad es que fue LeBron quien lanzó el primer ataque.
No importa si se trata de la política o el Baloncesto, el verdadero líder sabe cómo jugar en equipo.