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Punk's Not Dead: ¿Podría Beto O'Rourke sorprender a Ted Cruz?

Dicen que “todo es más grande en Texas”, y la elección senatorial del 6 de noviembre parece hacerle honor al dicho.

Por primera vez, en casi 25 años de una racha republicana para los escaños legislativos a nivel federal, un Representante a la Cámara tiene verdaderas posibilidades de derrotar  al ex candidato presidencial, Rafael Edward “Ted” Cruz.

En un choque entre el político clásico –de argumentos intelectuales y conservadurismo a  rajatabla– y el candidato de cubierta demócrata liberal que cautiva audiencias, pero de contradicciones profundas en sus posturas: Robert Francis “Beto” O’Rourke.

A pesar de que nadie le daba la mínima oportunidad al joven congresista por el distrito representativo de El Paso contra un veterano, que resultó ser el mayor obstáculo para Donald Trump durante las primarias de 2016, una reciente encuesta realizada por Ipsos-Reuters, reveló que O’Rourke supera con 47 % a Cruz, quien realmente se encuentra dentro del margen de error, con un 45 %.

Este resultado sorprendió a los republicanos, quienes descansaban sobre el factor reconocimiento de Cruz y de las donaciones que reciben de los Comités de Acción Política (PACs, por sus siglas en inglés). Y no es para menos…O’Rourke no solo ha recorrido los 254 condados de Texas, sino que además duplicó la cantidad de donaciones recaudadas por Cruz,  prometiendo que no aceptará dinero de ningún PAC.

Sí, esta contienda nos recuerda bastante la primaria entre Bernie Sanders y Hillary Clinton, y hasta un poco la elección entre Alexandria Ocasio-Cortez y Joseph Crowley, excepto por un detalle que marca una gran diferencia: Beto O’Rourke no es socialdemócrata, ni parece aliarse con la izquierda.

Ni una ni la otra.

Aunque ha hecho público su apoyo a la propuesta de Bernie Sanders de implementar un sistema de salud de pagador único, se muestra pálido al momento de asumir posturas en torno al debate sobre el control en el uso de armas de fuego, lo que le coloca más del lado republicano siempre que se menciona la Segunda Enmienda.

Y es precisamente esa facilidad de O’Rourke para pasearse entre la tribu demócrata y la republicana lo que activó los radares en la campaña de Ted Cruz. Como todo político tradicional, con una campaña tradicional que no esperaba competencia, Cruz decidió irse a lo personal, atacando el pasado de su  contrincante.Lo que menos imaginaron los republicanos era que el  pasado que Beto trató de ocultar se convertiría en su boleto al estrellato político. Pero el tejano/canadiense estaba dispuesto a todo con tal de minar la imagen de O’Rourke.

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Con esfuerzo mínimo, el equipo Cruz creía que había encontrado oro: O’Rourke había sido arrestado en la Universidad de El Paso por invadir una propiedad privada del campus, y  varios años después, había sido arrestado por conducir bajo los efectos del alcohol.

Twitter Texas/GOP

¿Ladrón y borrachón? Descansen en paz, aspiraciones políticas. Pero no para Beto…

Por alguna extraña razón, Cruz entendió necesario ir con el remate, y pensando que sería el tiro de gracia, publicó que O’Rourke perteneció  a una banda de punk rock llamada Foss.

Beto O’Rourke y su banda, Foss. Twitter/Texas GOP

Presumiendo que el “Estado de la estrella solitaria” consideraría el rock como  una antítesis a la política, la campaña Cruz 2018 comenzó un operativo intenso de difusión de memes, con la intención de proyectar al joven demócrata como un rockero ignorante.

Y aquí se volteó el libreto.

Repentinamente, Beto O’Rourke alcanzó la fama que no obtuvo como bajista de Foss. Ahora todos los programas de mayor prominencia a nivel nacional querían saber la historia del músico irreverente que abogaba por la despenalización de la marihuana y corría patineta en el estacionamiento de Whataburger.

Desde entonces, O’Rourke no ha salido del ojo público, lo que ha venido aprovechando para comunicar su plataforma de campaña y la importancia de votar en noviembre de 2018 a lo largo de los Estados Unidos. Con un discurso improvisado y lleno de palabras soeces, Beto está a las puertas de convertirse en senador de uno de los estados más prósperos de los Estados Unidos.

¿Y Ted Cruz? En silencio…

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Es irónico que el nuevo ícono demócrata alcanzara  su estatus al regresar a sus raíces. El  nuevo O’Rourke nació gracias al viejo Beto. El Beto que creció influenciado por la cultura del punk rock.  

Nacido a finales de los 1970’s, el punk representaba  una ruptura con la música popular de la época, como la cultura hippie del flower power y el Disco, todos apoyados  por los grandes sellos discográficos que promovían el lujo y la extravagancia. Como todo movimiento contracultural, el punk creció bajo la filosofía ética del “hazlo tú mismo” (Do It Yourself, o DIY),  por lo cual dependían de medios de promoción bastante rudimentarios, como los fanzines.

En términos musicales, el punk rock puede describirse como simple y crudo, pero siempre comunicando algún mensaje. El punk buscaba romper: romper las reglas, romper los estereotipos y romper con el paradigma social de lo que entendían respondía al capitalismo y la promoción del consumismo. No se requería dominar un instrumento, ni cantar melodiosamente; siempre y cuando se tuviese algo que decir y la ira suficiente para poner el público a saltar, tenías permiso para entrar al mundo punk.

Los años de juventud se recuerdan o se reprimen. Al parecer, Beto trató de reprimirlos, pero una vez la táctica de Ted le obligó a recordarlos, hizo lo más sensato: apropiarse de la imagen positiva que accidentalmente le pintó el oponente.

Beto es irremediablemente punk, y así lo ha demostrado a lo largo de su campaña senatorial, pero hay tres estrategias que debe incluir en su repertorio durante estos últimos meses.

Avivar el mosh pit

Las elecciones senatoriales de 2012 dejaron un saldo que merece observarse para predecir cualquier sorpresa en el comportamiento electoral. En primer lugar, a pesar de que Ted Cruz prevaleció cómodamente frente  al demócrata Paul Sadler, solo el 40 % de los electores latinos confió su voto al candidato republicano. En segundo lugar, la mayor parte del voto hispano en esta elección (31 %) provino del área suroeste de Texas, desde El Paso hasta Corpus Christi.

Recuerda que para 2012 el candidato presidencial republicano era Mitt Romney, quien pese a ser considerado como un racista en potencia, no levantaba las pasiones que genera Donald Trump, sobre todo en los latinos. Si a esto le añadimos que O’Rourke tiene la capacidad para arrastrar una porción sustancial de republicanos, y que podría duplicar el por ciento de participación electoral de latinos en su ciudad natal de El Paso, tenemos la tormenta perfecta para una sorpresa.

De manera que, Beto tiene que seguir desplegando su energía hasta el último momento. Gracias a su estrategia de recorrer todos los condados de Texas, supongo que tendrá un panorama de hacia dónde deben dirigirse los recursos necesarios para convencer al elector indeciso. Su capacidad de movilización será el factor determinante.

Continuar con la ética DIY

Dado que el punk rock procuraba un rompimiento con las convenciones sociales, su movimiento se inició de manera independiente, con la misión de crear música con un mensaje alternativo y bajo sus propios términos; de no responder a nadie más que a tu conciencia. Los discos, el  arte gráfico y el mercadeo, todo era hecho en casa, usualmente por los propios miembros de la banda.

Y Beto lo sabe. El mejor ejemplo  es su spot titulado Showing Up, grabado en su tour por todo Texas, enteramente desde un iPhone.

Con una campaña directa a la cara, en la cual el candidato no tiene nada que perder –gracias al adversario– Beto solo tiene que seguir siendo Beto, el one man show que hasta el momento continúa sumando fanáticos. Mientras su equipo mantenga la diferencia entre su nuevo estilo y el disco rayado de Ted Cruz, será difícil frenar el movimiento ciudadano de O’Rourke.

Utilizar la “alianza” Trump-Cruz a su favor

“Politics makes strange bedfellows.” –Charles Dudley Warner

Lo que comenzó como una primaria entre 17 aspirantes a la nominación por el Partido  Republicano para  la presidencia de los Estados Unidos, terminó en una guerra entre Donald Trump y Ted Cruz. Pero ante los últimos resultados de las encuestas, estos enemigos acérrimos decidieron echar su odio a un lado y hacer campaña juntos.

Obviamente, a Trump  le importa poco la aspiración personal de Cruz, pero si quiere mantener un Senado republicano, el presidente tiene  la obligación política de atender aquellos escaños que corran riesgo, como  sucede en Texas.

En una coyuntura electoral en la que prácticamente ningún republicano proclamado anti-Trump ha ganado el apoyo de la base, la bienvenida de Cruz al líder máximo del  GOP parecería la movida más lógica. Pero, como  se ha demostrado, la lógica no es la fortaleza en la campaña de Ted. Y Beto lo sabe… Bueno, seguramente también lo sabes. La alianza entre Cruz y Trump es tan fuerte como dos bloques de concreto pegados con chicle. 

Lejos de darle un empujón a Cruz con la base republicana, el junte podría ser su sentencia de muerte, ya que le amplía el  campo de tiro a O’Rourke. Ahora podrá expandir su crítica a Trump por medio de Cruz, lo cual ayudaría todavía más a intensificar su presencia  entre los demócratas, e incluso a convencer a electores republicanos del centro e independientes.

En fin, lo que el Partido Republicano creyó ser una debilidad, resultó ser la fortaleza de O’Rourke. Rindiendo homenaje a sus orígenes punk, Beto ha mantenido su autenticidad en un estado tan complejo como Texas.

Mientras se acerca la fecha de la elección, veremos si Beto le sube el volumen al amplificador y se roba el espectáculo en noviembre o si se trataba de un One Hit Wonder que con la misma rapidez que subió, desapareció.