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Kamala In: La Mamba Mentality de Kamala Harris

Kamala In: La Mamba Mentality de Kamala Harris

Una elección, cuatro candidatos y dos ganadores.

Así se resume la elección presidencial de los Estados Unidos. Un “todos contra todos” en el que no necesariamente obtiene la victoria el candidato con las mejores propuestas.

La incursión de la política en el mundo del entretenimiento favorece el ataque por encima de las ideas: el buen atacante es compensado con cobertura mediática y donaciones para la campaña. De modo que cualquier ataque por parte de un candidato debe alcanzar el balance perfecto; el golpe debe ir con la fuerza suficiente como para ser parte de la conversación post debate, pero sin llegar al overkill

Y como se espera en toda competencia de alto rendimiento, siempre habrá alguien con un gran espíritu competitivo; con ese instinto asesino y la visión de túnel que se enfoca estrictamente en ganar a cualquier costo. 

La llamada mamba mentality

Haciendo honor a una de las serpientes más peligrosas en el mundo, la Black mamba, el origen del concepto se le atribuye al ex jugador de la NBA, Kobe Bryant (QEPD).

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Existen miles de interpretaciones de lo que podría describirse como la “mentalidad mamba”; simplemente entra a YouTube y escribe “Kobe mamba mentality” y verás la retahíla de vídeos motivacionales inspirados en el astro de los Lakers de Los Ángeles. 

Sin embargo, el propio Kobe la definió.

Según el 5 veces campeón, la mamba mentality fue adquirida durante sus años en la escuela secundaria, cuando otros estudiantes trataban de intimidarlo en la cancha. 

“Así fue como empezó. Descifrando cómo tomar ventaja sobre el oponente”. – Kobe Bryant

La explicación de Bryant surgió en la entrevista que le hizo Lewis Howes en su podcast The School of Greatness. Honestamente, no era fanático de Kobe; siempre preferí a Jordan y a LeBron James, pero luego de conocer su visión de mundo, su ética de trabajo y sus habilidades multifacéticas (¡El hombre ganó un premio Oscar al mejor cortometraje animado!) te puedo afirmar que al terminar el podcast me convertí en un admirador.

Si tuviera que compactar la filosofía de Kobe en torno a la competitividad, sería en esta frase: 

“Tienes que escuchar. Debes prestar atención a lo que dicen sus colegas y compañeros de equipo; cuáles son las ciertas cosas que los motivan y activan sus emociones”

No solo se trata de ganar, sino de cómo se gana: estudiando silenciosamente al enemigo, observando sus debilidades para explotarlas. Pero más importante que la ejecución es el momento en el que se ataca. Ni un segundo antes ni un segundo después, sino justo cuando el adversario revela su vulnerabilidad.

Y de todo el roster de aspirantes demócratas, solo una demostró tener la capacidad de mirar al rival a los ojos y reconocer que cada confrontación es de vida o muerte: Kamala Harris. 

Aunque es fanática de los Warrios de Golden State, la exprocuradora general de California comparte más características con Kobe que con Stephen Curry; no es de lanzar tiros a distancia, sino del cuerpo a cuerpo. Lo demostró durante su primera presentación nacional camino al juego presidencial: las vistas de confirmación del entonces nominado para Juez Asociado de la Corte Suprema de los Estados Unidos, Brett Kavanaugh.

Sus destrezas como fiscal le ganaron más atención mediática que cualquier otro miembro del Senado. Su interrogatorio al candidato para ocupar una silla en el máximo foro judicial estadounidense se centró en una reunión que Kavanaugh pudo haber tenido sobre la investigación de Robert Mueller, con un socio del bufete Kasowitz Benson Torres, al cual pertenecía el abogado personal del presidente Trump.

“¿Ha hablado de la investigación de Mueller con alguien de Kasowitz Benson Torres, el bufete de abogados fundado por Marc Kasowitz, el abogado personal del presidente Trump? Asegúrese de su respuesta, señor”. -Kamala Harris 

Harris tenía claro que su desempeño contra Kavanaugh, además de evidenciar un conflicto de intereses entre él y Trump, alimentaba la posibilidad de una aspiración presidencial. La mamba no se conformó con herir a la presa; quería aniquilarla. ¿Y qué mejor tema para generar controversia que las alegaciones de varias mujeres indicando un patrón de agresiones sexuales por parte del nominado?

Entre los demócratas -y unos pocos republicanos- se planteó la posibilidad de que el FBI investigara las denuncias en contra de Kavanaugh. Como era de esperarse, Kamala fue al ataque. 

Durante su turno al micrófono, le dijo al juez conservador que no lo había escuchado responder si estaba dispuesto a pedirle a la Casa Blanca que iniciara una investigación del FBI sobre la acusación. Kavanaugh respondió que “ya se había sometido a seis investigaciones de antecedentes del FBI”.

“Voy a tomar eso como un no”, interrumpió Harris, haciendo que las venas del letrado se inflaran mientras su ego se vaciaba lentamente.

Misión cumplida; Harris acaparó la atención nacional necesaria para lanzar su candidatura. 

Kamala Harris of the people 2.jpg

Pero eso no era suficiente. La mamba mentality se fundamenta en ser competitivo al punto de ser despiadado, sin importar quién seas. 

La mamba fue tras el rey de la selva. 

Durante el primer debate para la primaria demócrata, en el cual Kamala Harris, arrasó en la opinión pública. Su ataque inesperado al exvicepresidente Joe Biden la colocó en un sólido cuarto lugar, detrás del mismo Biden, Bernie Sanders y Elizabeth Warren. 

La fiscal lanzó su veneno al lugarteniente de Barack Obama tras cuestionarle su postura en contra de una iniciativa de integración racial mediante la inclusión de estudiantes negros en programas de transportación escolar subvencionados por el gobierno federal, conocido como busing

Aturdido por la explosión, Biden intentó ripostar, pero el daño estaba hecho. Kamala no dejó lugar a dudas sobre su dominio en la primera ronda. Biden trató de responder, pero el veneno fue demasiado. La debilidad en su defensa quedó expuesta. Ya que su trayectoria como senador y vicepresidente fueron con una fricción mínima, hacía mucho tiempo que Biden no sabía lo que recibir verdadera presión durante una campaña. 

Transcurrió el tiempo y cada vez se hacía más obvio que el respaldo de los electores demócratas se dividía entre Joe Biden y Bernie Sanders. Al ver que su campaña presidencial no logró el impulso deseado, Harris no tuvo más remedio que dirigirse cabizbaja al locker room y analizar el pizarrón. 

Biden ganó el número de delgados necesario para ser el nominado a la presidencia, pero algo faltaba. 

El asesinato del George Floyd a manos de la policía desató una furia que se propagó en las calles estadounidenses como gasolina. Los afroamericanos exigían justicia por siglos de maltrato, abuso e invisibilidad en los momentos clave para la toma de decisiones. En otras palabras, querían formar parte de la discusión política que en noviembre de 2008 protagonizó un afroamericano muy cercano a Biden. 

A pesar de que en los círculos internos del Partido Demócrata el nombre más sonado para la vicepresidencia era el de Elizabeth Warren, el clima racial obligó a la campaña de Biden a considerar la posibilidad de tocar el hombro de quien lanzó el primer ataque contra el ahora capitán del equipo durante la primaria.

No todo jugador nació para lucirse en la cancha brillando por cuenta propia. Michael Jordan jamás habría sido el ícono de los Bulls de Chicago sin Scottie Pippen; Los Lakers de Los Ángeles no hubiesen dominado durante la primera década de los 2000 si Shaquille O'Neal no hubiese tenido a su lado a Kobe Bryant; y la campaña demócrata de Joe Biden no habría tenido la acogida que tuvo con otra mujer que no fuese Kamala Harris. 

La Mamba regresó a la cancha.

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Pero en los niveles elites, la expectativa sugiere que para el siguiente juego debes atacar con más fuerza, sobre todo si eres una mujer de ascendencia india y afrocaribeña buscando hacer historia como la primera mujer vicepresidenta de los Estados Unidos. 

Kamala superó las expectativas en su primera aparición como parte del Dream Team demócrata llamado a dar “la batalla por el alma de América”.

Apenas pasaron dos minutos desde que Biden le cedió la tarima y Harris dejó ver porqué merecía formar parte del equipo de BIden. Al igual que Kobe, con los ojos puestos en el enemigo, soltó la Mamba Mentalitycontra el presidente Trump:

“La mala gestión presidencial de la pandemia nos ha sumido en la peor crisis económica desde la Gran Depresión. Y estamos experimentando un despertar moral con el racismo y la injusticia sistémica que ha llevado a una nueva coalición de conciencia a las calles de nuestro país exigiendo un cambio. Estados Unidos clama por liderato”.

Poco después de mostrar que estaba dispuesta a trabajar en equipo y asistirle a Biden reconociendo “su empatía, su compasión, su sentido del deber de cuidar a los demás”, y de resumir su trayectoria como fiscal, volvió al ataque. El flanco de la gestión de Trump con la pandemia ya había sido atacado; pero aún faltaba el manejo de la economía, donde la mamba mordió sin piedad.

“Trump también es la razón por la cual millones de estadounidenses ahora están desempleados. Heredó la expansión económica más grande de la historia gracias a Barack Obama y Joe Biden. Y luego, como todo lo demás que heredó, lo lanzó directamente al suelo. Debido a las fallas de liderato de Trump, nuestra economía ha recibido uno de los mayores golpes de todas las principales naciones industrializadas con una tasa de desempleo que se ha triplicado a partir de hoy. Esto es lo que sucede cuando elegimos al tipo que simplemente no está preparado para el puesto”.

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Los noticieros se inundaron con los highlights de Kamala. Sus ataques contra Donald Trump y su rival inmediato, el viceprecidente Mike Pence, despejaron cualquier duda acerca de si estaba al nivel necesario para ser la nominada.

Una característica fundamental de la mentalidad mamba es la consistencia. No se trata solamente de ser el mejor, sino de continuar siéndolo. Y el discurso en la Convención Nacional Demócrata es la mejor prueba para medir el calibre de cualquier candidato a la vicepresidencia. Contrario al candidato a la presidencia, quien tiene la única meta de lucir bien (o “presidencial”), quien aspire a la vicepresidencia tiene un doble reto. Por un lado, no puedes acaparar el juego; aunque tengas el campo abierto, no puedes perder de vista que eres parte de un equipo del cual no eres capitán. Sin embargo, debes posicionarte lo suficiente para demostrar que, en caso de que el presidente no pueda continuar en la cancha, podrás continuar con la estrategia de juego y cargar al equipo hasta el final. 

Ante todo, el equipo; en este caso, el Partido Demócrata. La Mamba llegó a la postemporada, pero aún quedaba inseguridad entre los más allegados a Biden. 

Showtime!

Harris enseñó otro lado de la serpiente. Abrió el juego conectando con el aspecto sentimental: recordando a sus padres y la influencia que éstos tuvieron a lo largo de su desarrollo personal y profesional. Incluso, se arriesgó al revelar que sus hijos la llamaban “Momala”, algo que fácilmente pudo ganarse críticas por abonar al estereotipo étnico y racial. Pero la naturaleza de Kamala es luchadora y aguerrida. Un discurso tan importante no podía ocultar su carácter, tenía que revelar los verdaderos colores de la candidata: una mujer que, aun siendo parte de la minoría, se enfrentó al sistema en nombre de la ley y el orden.

“Y en cada paso del camino, me han guiado las palabras que pronuncié desde la primera vez que estuve en la sala de un tribunal: Kamala Harris, For the People.

He luchado por los niños y los supervivientes de agresión sexual. He luchado contra las bandas transnacionales. Me encargué de los bancos más grandes y ayudé a derribar una de las mayores universidades con fines de lucro.

Reconozco a un depredador cuando lo veo”.

Continuó en la ofensiva contra el presidente Trump y en la defensa de los sectores más vulnerables al COVID-19, que a su vez constituyen los segmentos electorales con mayor posibilidad de votar por el Partido Demócrata. 

“Los negros, latinos e indígenas están sufriendo y muriendo de manera desproporcionada.

Esto no es una coincidencia. Es el efecto del racismo estructural.

De las inequidades en educación y tecnología, atención médica y vivienda, seguridad laboral y transporte.

La injusticia en la atención de la salud reproductiva y materna. En el uso excesivo de la fuerza por parte de la policía. Y en nuestro sistema de justicia penal más amplio.

Este virus no tiene ojos y, sin embargo, sabe exactamente cómo nos vemos y cómo nos tratamos.

Y seamos claros: no existe una vacuna para el racismo. Tenemos que hacer el trabajo”.

Finalmente, como hacía Kobe durante el tiempo fuera cuando el juego estaba cerrado, Kamala pidió unidad, juego en equipo y solidaridad para derrotar al adversario.

“En esta elección, tenemos la oportunidad de cambiar el curso de la historia. Todos estamos en esta pelea.

Tú, yo y Joe, juntos.

Qué gran responsabilidad. Qué gran privilegio.

Entonces, luchemos con convicción. Luchemos con esperanza. Luchemos con confianza en nosotros mismos y con compromiso mutuo. Para la América que sabemos es posible. La América que amamos”.

Al momento, Harris no ha bajado la intensidad, y su actitud implacable Trump le ayudó a llenar la alcancía de donaciones al Demócrata. 

Esa actitud de underdog, abajo por dos puntos, con 3 segundos en el reloj, es lo que distingue a Harris del dúo republicano, y hasta de su compañero de papeleta.

Para ella, se trata de driblear el mensaje por cuánto sea necesario, y sacar de la cancha a todo aquel que se haga pasar por progresista con un récord conservador. Kobe Bryant, además de sus 5 sortijas de campeonato, dejó una profunda huella en la NBA con su marca como el eterno guerrero de la cancha. Su lealtad al juego solo fue igualada por su lealtad a la causa del equipo.

Kamala Harris ha demostrado la misma ferocidad detrás del podio, y la misma lealtad al sector pragmático que sirvió como muralla contra la embestida progresista que intentó inclinar la candidatura demócrata hacia la izquierda.

Eventualmente sabremos si el equipo de Joe Biden aprovechará su mamba mentality como los Lakers de Los Ángeles aprovecharon la de Kobe.

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