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High Five: Cinco estrategias para un discurso político efectivo

Franklin Delano Roosevelt lo popularizó y Trump lo transformó, pero el discurso político es una herramienta antiquísima. Desde el “Sermón de la montaña” que dio Jesús de Nazaret, no solo podemos trazar la evolución del arte de comunicar al público, sino que también vemos cómo se ha  desarrollado la historia a través de la retórica.

En el 1588, el “Discurso a las tropas en Tilbury”, de la Reina Isabel I de Inglaterra, documentó su intento de alentar a luchar contra las tropas españolas; en el “Discurso desde el patíbulo” –antes de ser el primer monarca decapitado en el tablado– el Rey Carlos I de Inglaterra trató de salvar su legado ante quienes le acusaron de tirano; y las palabras pronunciadas por George Washington durante su toma de posesión, marcan el inicio de lo que él llamó “el gran experimento”, refiriéndose al sistema político de los Estados Unidos de América.

Y es precisamente en los Estados Unidos que el discurso político se puso de moda como una herramienta para informar –y persuadir– al electorado.

Pero las modas pasan y vienen otras tendencias. Y con las nuevas tendencias vienen nuevos consumidores a los que hay que ofrecerles un producto diseñado según la demanda en el mercado.

No se puede negar que  la tecnología ha provocado que los tuits y las publicaciones en las plataformas sociales hayan cambiado la dinámica en el intercambio de información entre los políticos y los votantes. Aunque la oratoria no es la preocupación principal de los consultores políticos, no se puede descuidar, ya que hay una cantidad significativa de electores que todavía se sienta  frente al televisor a sintonizar los discursos. Y no, todos son baby boomers.

Al estar en ese limbo, es necesario afinar el discurso de una manera creativa, que permita llevar el mensaje a los distintos sectores demográficos, pero sin desviarlo ni diluirlo.

Te dejo cinco técnicas para que aproveches a la hora de sentarte a redactar.

1.   Short, sweet, and to the point.

Dijo Leonardo da Vinci que “La simplicidad es la máxima sofisticación”. El hombre no es considerado uno de los mejores artistas de todos los tiempos por nada. Ya sea pintando “La última cena”, redactando un comunicado para el Consejo de Estudiantes o  elaborando un discurso presidencial, hay que tener en mente que la atención del público es cada vez menor. La realidad es que una mosca ruidosa puede convertirse en tu rival para captar la atención de algo que tomó meses en desarrollar. Por lo tanto, debes escribir para que te atiendan; con la atención vienen los aplausos y el reconocimiento; con el reconocimiento viene la inspiración; y con la inspiración vienen la movilización y los votos.

Abraham Lincoln pasó a la inmortalidad con su Discurso de Gettysburg, de apenas 300 palabras. Recuerda ese detalle cuando sientas la tentación de redactar cada detalle que te salta a la cabeza: Lincoln cambió el rumbo de la historia estadounidense en menos de lo que dura un asalto en una pelea de Boxeo.

2. Pasa el borrador por varios filtros.

Una vez se termina con el primer borrador del discurso, la práctica común es mostrarlo a personas allegadas para que hagan sus críticas. De ahí saldrá quien acribille cada palabra, quien juzgue el contenido, y quien simplemente diga que es una obra de arte (usualmente las madres y los abuelos).

Aunque no dudo de la capacidad de edición de tu familia y colegas de trabajo, actualmente las observaciones de tu círculo cercano son solo una porción de la retroalimentación que puedes obtener.

La técnica conocida como Social Listening –normalmente utilizada en la industria del marketing– es una herramienta subestimada para los redactores de discursos políticos.

Por ejemplo, si Coca-Cola utiliza los hashtags para probar sus palabras clave a la  hora de lanzar un nuevo sabor, ¿por qué no hacer lo mismo con los términos que buscas incorporar en tu discurso? Si buscas describir una imagen sobre algún suceso que tu candidato debe informar, ¿no sería conveniente publicar distintas imágenes a Instagram para probar la reacción del público?

Si tienes definido tu estilo de redacción, las plataformas sociales pueden ser un gran aliado para el targeting de palabras que ayuden a crear un discurso memorable, y cuáles debe evitar para no despertar emociones negativas.

3. Identifica un “mínimo común mensaje”.

El director de redacción de discursos de Barack Obama, Cody Keenan, indicó que todo buen discurso debe contener un argumento. Por supuesto, el político siempre tiene algo que argumentar, independientemente de cuán brillante o idiota pueda parecer su argumento. Pero a lo que se refería joven escritor es a que todo discurso debe establecer una base argumentativa  sobre la cual se va  construyendo los distintos elementos (las frases) de persuasión.

Así como en las matemáticas se busca el mínimo común múltiplo entre dos o más  números, te aconsejo  que al momento de redactar un discurso político, busques una frase, o hasta una palabra, que contenga el mensaje principal. Una vez desarrolles esta zapata, podrás construir y adornar con más facilidad.

4. Escribe fuera del margen.

Lo que se consideraba políticamente incorrecto durante la presidencia de Kennedy probablemente pasaría desapercibido durante la presidencia de Obama. Y como has visto, lo que se veía como insulto durante décadas ahora es parte de la jerga en la Casa Blanca. Para bien o para mal, los tiempos cambian, y el lenguaje no queda exento de estas transformaciones.

Investiga la cultura popular y adáptala según el público. Una de las mejores fuentes para este tipo de lenguaje son los programas nocturnos de entrevistas, y por supuesto, YouTube. ¿El discurso será en una región de Texas predominantemente ganadera? Incluye una frase sobre BBQ, pero no te quieras pasar de gracioso y menciones algo de Waco. ¿Agricultores de Idaho? Estarías pecando de ignorante si no incluyes algo acerca de las papas. Y así, de acuerdo a la cultura, procura que  la audiencia se anime con alguna referencia a sus tradiciones. Repito, sus tradiciones, no sus estereotipos ni sus tragedias.

5. Lee, lee y lee más.

Este es un consejo del ex gobernador de Nueva York, Mario Cuomo, uno de los mejores oradores y redactores de discursos de la política estadounidense. Si acabas de enterarte de su existencia, aquí está su discurso –y crítica directa a Ronald Reagan– en la Convención Nacional Demócrata, titulado “Historia de dos ciudades”.

Cuomo creía que, si bien la lectura de otros discursos era un buen ejercicio para la redacción, las mejores ideas venían de experimentar  con todo tipo de género literario. Así lo demuestra su discurso, cuyo eje central es una adaptación de la novela de Charles Dickens, A Tale of Two Cities.

Asimismo, el discurso de Ronald Reagan en reacción a la explosión del transbordador espacial Challenger, utilizó referencias históricas sobre el explorador Sir Francis Drake para destacar el compromiso de los siete astronautas que fallecieron.

Finalmente, cuenta la leyenda que al enterarse del asesinato de Martin Luther King, Robert F. Kennedy escribió el discurso –que pronunció desde la cajuela de una camioneta– durante el periodo que duró el viaje de su vehículo oficial por la ciudad de Indianápolis.

A pesar de tener el tiempo en su contra, “Bobby” logró elaborar un discurso poderoso, que cerró con una de sus citas favoritas: un verso del dramaturgo griego Esquilo.  

“En nuestro sueño, el dolor que no puede olvidarse cae gota a gota sobre el corazón, hasta que, en nuestra propia desesperación, contra nuestra voluntad, llega la sabiduría a través de la terrible gracia de Dios”.

A pesar de que hubo varios disturbios a lo largo de los Estados Unidos, se le atribuye al discurso el que Indianápolis mantuviese la calma durante ese día.

Estos son solo dos ejemplos de cómo los discursos están abiertos a la misma flexibilidad en el lenguaje que tienen el  verso y la prosa. Así que te recomiendo que salgas de la zona cómoda y explores todo tipo de literatura, para evitar que tu candidato caiga en la robotización en la que resulta la falta de creatividad.

Ante estudios sugiriendo que la inteligencia artificial podría desplazar –aunque no en un futuro cercano– a los redactores de discursos políticos,  ¿cuáles crees que serán las tendencias en la redacción de discursos? ¿Logrará ajustarse al desarrollo tecnológico, o tendrá mayor éxito manteniendo un enfoque purista?