GOP 4.0: Dan Crenshaw y el futuro del Partido Republicano
Gane o pierda Trump en las elecciones de 2020, el Partido Republicano tendrá que evaluar su futuro como fuerza electoral de mayoría en los Estados Unidos.
Si gana, el proceso de introspección se extenderá por 4 años; si pierde, el GOP se verá obligado a mirarse en el espejo y confrontar la realidad inescapable: la victoria de Donald Trump sacudió sus bases filosóficas, dejando una brecha profunda entre el establishment y los neoconservadores creados por el Tea Party.
El repunte en el nacionalismo político y económico sugiere que por ahora el campo fue ocupado por el extremismo ideológico del que tanto se cuidaron Richard Nixon, Ronald Reagan y George H.W. Bush. Pero a diferencia del republicano clásico que se reconocía como parte de un colectivo, cada acto que realiza Trump responde a su visión individualista del rol presidencial. Para él la presidencia es una cruzada solitaria y todo el mundo es prescindible.
La pregunta ineludible: ¿Cuál será el futuro del Make America Great Again dentro del Partido Republicano?
Cualquier opinión sería prematura; con la investigación de Robert Mueller y un clima mediático obsesionado con sus tuits, el destino del presidente se tambalea como un borracho.
Independientemente de si arrasan o pierden ante un Partido Demócrata cada vez más diverso, el GOP tendrá que decidir si regresa a sus raíces o queman el bosque.
Y el roster de candidatos reconocidos para reclamar el trono generan el mismo entusiasmo que una visita al dentista: Mitch McConnell, Lindsey Graham, Mitt Romney, Ted Cruz, Jeb Bush y Paul Ryan.
Quizás se deba a que Trump no tendrá oposición de camino al 2020, mientras en el Partido Demócrata la primaria está tan concurrida que podrían formar su propio equipo de Baloncesto, pero hasta el momento no se ha considerado que el Partido Republicano está próximo a enfrentar la misma crisis existencial que los demócratas actualmente atraviesan.
Incluso, la etapa de autoanálisis podría ser más difícil entre los republicanos.
¿Retoman el centro-derecha? ¿Se liberalizan? ¿Se mantienen en la extrema derecha?
Son cuestionamiento que eventualmente la membresía fiel del partido tendrá que hacer una ver culmine la era de Trump. Y más vale que tenga una respuesta.
Desde las elecciones intermedias de 2018, voy barajando las posibilidades –como buen espectador del deporte político– cruzando los dedos para que surja una nueva clase política entre las filas republicanas que le sirviera de contrapeso a Rashida Tlaib, Ayanna Pressley, Alexandria Ocasio-Cortez y Ro Khanna.
Solo uno capturó mi atención como alguien capaz de llevar al GOP por un nuevo rumbo: el teniente Dan.
No…me refiero a este teniente Dan.
Con una historia que podría adaptarse a una película tipo The Hurt Locker, el teniente coronel Daniel Reed Crenshaw se convirtió –sin buscarlo– en el rostro del republicanismo alternativo.
El recién iniciado congresista tuvo un accidente que cambió su vida para siempre: fue víctima de un artefacto explosivo improvisado (IED) durante una misión en Afganistán. Perdió la vista en su ojo derecho y apenas puede ver a través del izquierdo. Tras su retiro de las fuerzas armadas en 2016, el ex Navy SEAL cursó una maestría en la Kennedy School of Government de la Universidad de Harvard.
Dice el propio Crenshaw que fue cuando solicitaba empleo en el Congreso que el analista político John Noonan –opositor de Trump– le impulsó a que aspirara como Representante para la Cámara Federal.
Con un semblante de puro estoicismo, Crenshaw generó mucha cobertura mediática debido a su trasfondo. Y es que si hay algo que los estadounidenses aman más que el béisbol y las hamburguesas, es un buen All American Hero.
El joven tejano era la mezcla perfecta del sacrificio por la patria y la resiliencia; el sueño de cualquier republicano que resiente la narrativa de Donald Trump contra veteranos como John McCain. Es el tipo de político con el que podrás diferir de sus posturas pero en el plano personal, te ves obligado a respetar, y hasta admirar.
Salvo que tu nombre sea Pete Davidson.
El irreverente comediante de Saturday Night Live entendió apropiado burlarse del aspecto de Crenshaw durante el famoso programa.
Soy una persona con un humor bastante oscuro, pero una cosa es hacer bromas pesadas y otra es simplemente ser un imbécil. ¿En qué universo post 9/11 la producción de un programa en los Estados Unidos permite la burla de un hombre que fue condecorado con el Corazón Púrpura?
El sentido común y los ratings fueron al campo un día…
Sucedió lo obvio: indignación colectiva y los medios de comunicación conservadores hicieron fiesta con la noticia.
Lo que ignoraba la gente de SNL era que su broma le dio a Crenshaw el empujón que necesitaba en las encuestas, y la publicidad gratuita que solo un puñado de candidatos consigue.
Gracias a la atención nacional que produjo la metida de pata de Davidson, Crenshaw logró imponerse en la elección con un, 52.9 % del voto sobre el demócrata Todd Litton.
To the victor go the spoils.
Uno de los valores que más enseñan en la milicia es la humildad, pero el ahora congresista electo sabía que era hora de cobrar lo que se le debía. Pocos días después de las elecciones, Pete Davidson, con el rabo entre las patas, ofreció una disculpa. Y el representante por el segundo distrito de Texas hizo leña del árbol caído.
Victorioso en la contienda electoral y en el intercambio con el comediante, el republicano ha ido ganando exposición por su estilo calculador y a la efectividad de sus expresiones, tanto en el hemiciclo como en la Internet.
Hasta ahora el soldado se mantiene ileso de todo ataque político, y su presencia mediática como un republicano pragmático obliga a que se le considere como una alternativa de futuro ante el extremismo de Donald Trump. Ya que el propio presidente destruyó el argumento de que ser un novato en la escena política es un impedimento, existe la gran posibilidad de que el teniente coronel escale rápidamente los rangos del GOP por dos razones:
1. Su discurso representa la transición del Make America Great Again
El mensaje de Crenshaw es esencialmente el mismo que el de Trump; hay que frenar el flujo de inmigrantes hacia los Estados Unidos. No obstante, el congresista pretende convertir el MAGA puramente emocional en una discusión de apertura a las minorías que el presidente rezagó desde que lanzó su campaña. Un ejemplo de esta evolución está en una entrevista para el programa The Circus en la que expuso de manera lógica su enfoque hacia el control fronterizo.
En tiempos en que para el Partido Republicano los hechos perdieron importancia, Crenshaw tiene la misión de regresar al debate fundamentado en evidencia y no en teorías retuiteadas.
Solo se necesita una mano para contar los republicanos que no caen en la trampa de exagerar (y hasta inventar) situaciones para sembrar miedo entre la ciudadanía. Pero Crenshaw encontró el punto medio entre la lógica y la emoción.
No se trata de un político unidimensional. Además de los asuntos migratorios, se ha expresado a favor de las exenciones contributivas y dejó clara su postura en contra del régimen de Nicolás Maduro en Venezuela. Sin embargo, el tema con más atención durante este cuatrienio será la política migratoria que Trump construyó como base para su candidatura. Y aunque Crenshaw no lo ha pensado dos veces antes de salirle al paso al presidente, sabe muy bien que necesita todo el apoyo posible para su reelección.
Pero Don va de salida y Dan apenas está entrando a la fiesta.
Una vez asegure su posición en Texas sin la necesidad del apoyo presidencial, no dudo que comience su ofensiva hacia una filosofía más centrista y racional en cuanto a la relación entre los Estados Unidos y sus vecinos de Centro y Suramérica.
2. Tiene la imagen de renovación que tanto necesita el Partido Republicano
Trump es innegablemente el rostro del movimiento conservador en los Estados Unidos, con un alcance que se extiende por todo el planeta. Pero debido a la Vigesimosegunda Enmienda XXII de la Constitución Federal, ningún presidente puede servir por más de 2 cuatrienios, lo cual ejerce presión para que cada inquilino de la Casa Blanca deje su huella histórica lo más profundamente impresa.
El resultado de la visión que Trump consolidó entre los republicanos tomará décadas en evaluarse. Lo que puede apreciarse desde ahora es el giro monumental que ha sufrido la imagen del cargo de presidente desde el 2017.
La compostura y el temple han cedido ante el impulso y la visceralidad discursiva. Y es debido a la singularidad del actual presidente que, por más que el resto de la matrícula se quiera parece a él, será virtualmente imposible replicar su estilo.
La autenticidad en la política en raras ocasiones es reemplazada por una imitación, por lo que el vacío que se genere una vez el Número 45 salga del panorama será ocupado por alguien igualmente genuino y no por un Trump 2.0. Será entonces la oportunidad de Crenshaw para presentarse como el nuevo portavoz de los valores republicanos y crear un nuevo movimiento dentro de los conservadores que experimentaron los beneficios de las políticas de Trump, pero no militaban con su retórica.
No es difícil para la base del GOP visualizar a un ex militar aspirando a ser el comandante en jefe de los Estados Unidos. Puedo ver el intento de vender la imagen de Crenshaw como lo que habría sido un John McCain aspirando a la presidencia durante su juventud.
Si para noviembre de 2018, me hubieran dicho que un republicano con seriedad simpática y su trasfondo militar podría llevar un mensaje que funcione entre los veteranos, las mujeres y los jóvenes por igual…
Hasta que el teniente se reunió con el Capitán América.
En estas dos imágenes puede apreciarse el potencial que viene exhibiendo Dan Crenshaw para aglutinar sectores que por el momento conviven en lados opuestos como consecuencia del ambiente divisivo que impera en el debate político.
Logró que Chris Evans, una de las figuras de Hollywood que más ha criticado a Trump, visitara su oficina (puntos acumulados con los liberales). Muestra con orgullo su ojo de cristal, símbolo de su sacrificio en el terreno de guerra (puntos acumulados con los veteranos y sus allegados). Y todo esto girando alrededor de un superhéroe que representa los valores estadounidenses…
No es casualidad que el portavoz del Partido Republicano en la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, se haya referido a Crenshaw como una estrella en ascenso. Muchos le han identificado como el portador del discurso clásico que promovió la Reaganomía y la ideología intervencionista de la dinastía Bush, pero con una manera de conducirse que resulta apropiada para las diferentes plataformas de comunicación.
Históricamente, el Partido Republicano ha atravesado por tres etapas:
Su fundación y la presidencia de Abraham Lincoln;
La refundación a cargo de Ronald Reagan;
La sacudida ideológica en la era de Donald Trump.
Mientras se mantenga al centro de las posturas de Trump, pero a la derecha del populismo liberal de los demócratas, no pasará mucho tiempo para que Crenshaw irrumpa en la estructura republicana como el candidato que necesitan para llevar la causa conservadora a la cuarta generación.
¿Será Crenshaw la gran esperanza republicana? ¿O piensas que se hizo tarde al Partido Republicano para deshacerse del trumpismo?